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beyoncé

nocturne secret garden

viernes, 30 de abril de 2010

William Shakespeare

William Shakespeare (Stratford-upon-Avon, Warwickshire, Reino Unido c. 26 de abril de 1564jul. - ibídem, 23 de abriljul./ 3 de mayo de 1616greg.)[1] fue un dramaturgo, poeta y actor inglés. Conocido en ocasiones como el Bardo de Avon (o simplemente El Bardo), Shakespeare es considerado el escritor más importante en lengua inglesa y uno de los más célebres de la literatura universal.[2]

La New Encyclopædia Britannica señala que "muchos lo consideran el mayor dramaturgo de todos los tiempos. Sus piezas [...] se representan más veces y en mayor número de naciones que las de cualquier otro escritor".

Las obras de Shakespeare han sido traducidas a las principales lenguas y sus piezas dramáticas continúan representándose por todo el mundo. Además, muchas citas y neologismos de sus obras han pasado a formar parte del uso cotidiano, tanto en el inglés como en otros idiomas. Con el paso del tiempo, se ha especulado mucho sobre su vida, cuestionando su sexualidad, su afiliación religiosa, e incluso, la autoría de sus obras.

lunes, 19 de abril de 2010

"377A,Madera de Héroe" Novela de Miguel Delibes

377A, Madera de héroe es una novela de Miguel Delibes publicada en 1988.

El tema principal de la obra es el heroísmo y su significado en la vida de los humanos. Al mismo tiempo es una novela de iniciación en la que se relatan las vivencias de un niño, Gervasio de Lastra, que crece convencido de que acabará siendo un héroe. Su familia está dividida, primero por las ideas políticas y después por la Guerra Civil Española. Una división equivalente ocurrirá en la mente del niño a medida que las circunstancias de la vida le acercan a la realidad e inevitablemente lo convierten en un hombre.

Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/377A,_Madera_de_h%C3%A9roe"













Miguel Delibes



Primeros años y formación



Nació en Valladolid el 17 de octubre de 1920, fue el tercero de los ocho hijos del matrimonio entre María Setién y Adolfo Delibes. Este último nació y murió en el municipio cántabro de Molledo, donde Miguel pasó numerosos veranos y del que el escritor vallisoletano fue nombrado en 2009 hijo adoptivo.[3] [4] El apellido Delibes, de origen francés, provenía de Toulouse, ya que el abuelo de Miguel, hermano del compositor francés Léo Delibes, se había desplazado a España para participar en la construcción del ferrocarril en Cantabria.[5] Su padre fue catedrático de Derecho en la Escuela de Comercio vallisoletana.[6] Cursó sus estudios en el colegio de Lourdes, donde terminó el bachillerato en 1936. Tras estallar la Guerra Civil Española, se enroló como voluntario en la Marina del Ejército Nacional en 1938. Como voluntario, prestó servicio en el crucero Canarias, que realizaba sus operaciones en la zona de Mallorca.[6] [7] En 1939, al concluir la contienda, regresó a su ciudad natal e ingresó en la Escuela de Comercio. Tras finalizar esta carrera, inició la de Derecho y se matriculó en la Escuela de Artes y Oficios, lo que le sirvió para mejorar sus dotes artísticas y ser contratado en 1941 como caricaturista en El Norte de Castilla, el diario vallisoletano por excelencia y decano de la prensa diaria española.[8]

A partir de ese momento, se abrieron las puertas del periodismo para un joven Delibes de apenas 21 años. Publicó su primer artículo periodístico en El Norte de Castilla, titulado El deporte de la caza mayor, y obtuvo el carné de periodista profesional en 1943, tras un curso intensivo en Madrid.[9] El diario le otorgó el cargo de redactor, ocupándose de la sección dedicada a las críticas cinematográficas mientras continuaba realizando caricaturas. Dos años más tarde, obtuvo la cátedra de Derecho Mercantil, por lo que comenzó a impartir clases en la Escuela de Comercio. El 23 de abril de 1946 contrajo matrimonio con Ángeles de Castro, quien posteriormente se convirtió en una de sus mayores inspiraciones literarias.[9] Su viaje de novios transcurrió en Molledo, Cantabria.[10]




Inicio de su carrera literaria

Fue tras contraer matrimonio cuando comenzó la carrera literaria de Miguel Delibes. Se abrió entonces un trienio clave que marcó su carrera: en 1947 comenzó a escribir su primera obra, La sombra del ciprés es alargada, y nació su hijo Miguel, que llegaría a ser un conocido biólogo.[9] En 1948, recibió el Premio Nadal por La sombra del ciprés es alargada, comenzando así a despuntar en el panorama novelístico español. Poco después nació su hija Ángeles, conocida bióloga e investigadora. 1949, último año de ese trienio, estuvo marcado por la publicación de un nuevo libro, Aún es de día, que sufrió la acción de la censura. Como catedrático de Historia en la Escuela de Comercio, hubo de enfrentarse también a los censores franquistas a la hora de tratar en sus clases lo concerniente a la victoria de "los nacionales" en la Guerra Civil (victoria por la que él mismo había combatido voluntariamente durante tres años). A mediados de año nació Germán, su tercer hijo, y catedrático de Prehistoria en la Universidad de Valladolid.[11]

En 1950 se inició una nueva etapa en la carrera literaria del escritor: tras sufrir un brote de tuberculosis,[12] publicó El camino, su tercera novela, en la que narra el proceso que sufre un niño en el descubrimiento de la vida y de la experiencia ante la amenaza de dejar el campo y marchar a la ciudad, obra que constituye su consagración definitiva en la narrativa española de la Posguerra. Ese año, nació su hija Elisa, licenciada en filología hispánica y francesa.[11]

En 1952, fue nombrado subdirector del diario El Norte de Castilla, por lo que sus enfrentamientos con la censura se volvieron cada vez más directos y frecuentes. El escritor abrió una etapa en la que publicaba una nueva obra de manera prácticamente anual, a saber: Mi idolatrado hijo Sisí (1953), La partida (1954), Diario de un cazador (1955) –Premio Nacional de Narrativa–, Un novelista descubre América (1956), Siestas con viento sur (1957) –Premio Fastenrath–, Diario de un emigrante (1958) y La hoja roja (1959), de contenido existencialista, donde un fotógrafo rememora su vida al borde de la jubilación. En 1956, en pleno apogeo de este periodo, nació su hijo Juan, biólogo y aficionado a la caza y la pesca como su padre,[13] y ya en 1958 fue nombrado director de El Norte de Castilla.[14]



Apogeo literario


Los años 1960 representan el apogeo literario de Delibes como escritor. El periodo viene marcado por el nacimiento de su sexto hijo, Adolfo, licenciado en biología, y por el viaje que realiza el escritor a Alemania, donde visitó varias universidades. La etapa literaria se abrió con la publicación de Viejas historias de Castilla la Vieja (1960) y Por esos mundos (1961).[15] En 1962, Delibes publicó Las ratas, uno de sus grandes libros, historia construida a partir de una sucesión de anécdotas autobiográficas en las que se evoca el ambiente rural de un pueblo castellano desaparecido, con el que ganó el Premio de la Crítica;[15] nació Camino, última de sus siete hijos, licenciada en Filosofía y Letras; y se rodó la versión cinematográfica de El camino, dirigida por Ana Mariscal. 1963 fue un año turbulento: Delibes dimitió el 8 de junio como director de El Norte de Castilla tras varias desavenencias con Manuel Fraga, ministro de Información y Turismo.[15] En los años siguientes, pasó seis meses de 1964 en los Estados Unidos como profesor visitante del Departamento de Lenguas y Literaturas Extranjeras de la Universidad de Maryland. Tras su regreso, redactó y publicó Cinco horas con Mario, considerada su obra maestra, donde una mujer vela el cadáver de su marido durante toda una noche mientras realiza un monólogo plagado de recuerdos hacia su esposo; USA y yo y La milana. En los años siguientes visitó Checoslovaquia y publicó Parábola del náufrago.[16] Continuó, ya en los años 1970, con varios libros de caza, actividad de la que es apasionado, y cuentos, para a continuación publicar Un año de mi vida, un diario personal.

El 1 de febrero de 1973, Miguel Delibes fue elegido miembro de la Real Academia Española, ocupando el sillón "e", vacante por la muerte de Julio Guillén.[17] [2] Ese mismo año, en diciembre, fue también elegido miembro de la Hispanic Society of America. Antes de terminar el año, publicó El príncipe destronado, su undécima novela.[18] El 22 de noviembre de 1974 falleció su esposa, Ángeles de Castro, a los 50 años de edad, algo que marcó profundamente al escritor para el resto de su vida.

Finalmente, el 25 de mayo de 1975 pronunció su discurso de ingreso en la RAE, siendo Dámaso Alonso, uno de los miembros destacados de la Generación del 27, y por aquel entonces presidente de la RAE, quien hizo entrega a Miguel Delibes de la medalla de académico.[18] [2] Su discurso de ingreso versó sobre El sentido del progreso desde mi obra, que posteriormente editaría como libro bajo el título de Un mundo que agoniza. Ese mismo año, salió a la luz su duodécima novela: Las guerras de nuestros antepasados. En los tres años siguientes, publicó varios libros sobre caza y uno sobre pesca, el único, Mis amigas las truchas. El periodo se cierra con la publicación de El disputado voto del señor Cayo, su decimotercera novela,[19] y en 1979, España asistió al estreno de la adaptación teatral de Cinco horas con Mario, siendo la protagonista la actriz vallisoletana Lola Herrera. Debido al gran éxito registrado, hubo de ser repuesta en varias ocasiones. Ese año, lanzó Castilla, lo castellano, los castellanos, una antología narrativa.[19]




Años 1980 y 1990: reconocimientos


En 1980, el VII Congreso Internacional de Libreros, celebrado en Valladolid, rindió homenaje al escritor. El gran título de este periodo fue Los santos inocentes, publicado en 1981, radiografía social donde noveliza la degradación de una familia rural explotada por los caciques de la Extremadura rural. En 1982 recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, ex aequo con Gonzalo Torrente Ballester;[20] participó en el Congreso "Una literatura para el hombre", celebrado en Reggio Emilia, Italia. Durante esta década, publicó libros sobre caza, cuentos, y recopilaciones de artículos de prensa. En 1983 fue investido Doctor honoris causa por la Universidad de Valladolid. Al año siguiente, la Junta de Castilla y León le concede el Premio de las Letras[21] y los libreros españoles le nombraron autor del año, recibiendo el Libro de Oro como reconocimiento.[22] A finales de año, Los santos inocentes fue adaptado al cine, recibiendo Alfredo Landa y Francisco Rabal, actores de la película, el premio a la interpretación en el Festival de Cannes.[23] En 1985 publicó El tesoro y fue nombrado Caballero de las Artes y de las Letras de la República Francesa. En los años siguientes fue nombrado hijo predilecto de Valladolid, publicó Castilla habla, fue investido Doctor honoris causa por la Universidad Complutense de Madrid y asistió a la adaptación teatral de obras como La hoja roja y Las guerras de nuestros antepasados.[24]

El 7 de mayo de 1990 fue investido Doctor honoris causa por la Universidad del Sarre (Alemania). Un año después, el 30 de mayo de 1991, fue galardonado con el Premio Nacional de las Letras Españolas, otorgado por el Ministerio de Cultura.[25] La Universidad de Málaga le rindió homenaje en el V Congreso de Literatura Española Contemporánea, titulado "Miguel Delibes: el escritor, la obra y el lector." Ese año, publicó uno de sus últimos títulos: Señora de rojo sobre fondo gris, una clara evocación de la figura de su esposa.[24] En el año siguiente, se desarrolló el "Encuentro con Miguel Delibes" en Madrid, organizado con motivo de la entrega del Premio Nacional de las Letras Españolas. Se celebraron un total de siete conferencias y cuatro mesas redondas estudiando la obra de Miguel Delibes.[24]



Parón literario y últimos años


Su última gran obra, El hereje, homenaje a Valladolid, se publicó en 1998, recibiendo el Premio Nacional de Narrativa como reconocimiento.[26] Él mismo declaró al recibir el premio, que ya con 79 años, «había colgado los trastos de escribir». Con la entrada del milenio, se creó la Cátedra Miguel Delibes, con sede en las universidades de Nueva York y Valladolid, y cuyo objetivo es el estudio de la literatura española contemporánea, darla a conocer en los Estados Unidos y difundirla mediante las nuevas tecnologías.[27]

Tras la publicación de El hereje su carrera literaria prácticamente se detuvo, principalmente por el cáncer de colon que padecía el escritor, precisamente desde la última fase de redacción de su última gran novela.[28] Se encontraba impedido en gran medida, y experimentaba una apatía cada vez más grande. Recibió en 2007 el Premio Quijote de las Letras Españolas,[29] aunque en sus últimos años su producción literaria había sido prácticamente nula, con apenas unos pocos títulos, siendo el último De Valladolid. Por su incapacidad, tras ser galardonado con el Premio Vocento a los Valores Humanos, Juan Carlos I y Sofía de Grecia, Reyes de España, visitaron personalmente al escritor en su domicilio vallisoletano.[30] Fue reconocido en su ciudad con la creación de La Ruta del Hereje, basada en su novela y con la construcción del Centro Cultural Miguel Delibes, que es tanto conservatorio y auditorio, como centro de convenciones.[31]

La comunidad autónoma de Castilla y León, de manos de Juan Vicente Herrera, le entregó en noviembre de 2009 la Medalla de Oro de Castilla y León como reconocimiento por «su defensa del castellano», calificando al autor como «maestro de narradores».[32] De igual modo, tanto la Junta de Castilla y León como numerosas entidades culturales e intelectuales españolas e internacionales propusieron en varias ocasiones a Miguel Delibes como candidato al Premio Nobel de Literatura, la última de ellas la realizada por la Sociedad General de Autores y Editores en 2010 junto a las de Ernesto Cardenal y Ernesto Sabato.[33]



Muerte

Durante los primeros días de marzo de 2010 su salud empeoró, y el 11 de marzo el escritor se encontraba ya en estado crítico, consciente pero muy sedado, esperando su familia el fallecimiento en cuestión de horas.[34] La muerte de Miguel Delibes ocurrió finalmente en su domicilio vallisoletano a primera hora de la mañana del 12 de marzo de 2010, a los 89 años de edad, como consecuencia del cáncer de colon que se le diagnosticó en 1998 y del que no pudo recuperarse.[35] Su capilla ardiente se instaló esa misma mañana en el salón de recepciones de la Casa Consistorial; a ella acudieron numerosas personalidades como Lola Herrera, Concha Velasco, la vicepresidenta del Gobierno María Teresa Fernández de la Vega, el presidente de la Junta de Castilla y León Juan Vicente Herrera, o la ministra de Cultura Ángeles González-Sinde, entre otros, así como más de 18.000 personas.[36]

Su funeral se ofició al día siguiente, 13 de marzo, por la mañana, en la catedral de Valladolid, y posteriormente fue incinerado y enterrado en el panteón de Hombres Ilustres de Valladolid junto a personajes como José Zorrilla y Rosa Chacel. El Ayuntamiento de Valladolid otorgó el privilegio de trasladar y sepultar en dicho panteón los restos incinerados de Ángeles, esposa del escritor, junto a los del propio Delibes, para cumplir el deseo que éste siempre había expresado.[37]

Poemas de Bécquer

Rima I

Yo sé un himno gigante y extraño
que anuncia en la noche del alma una aurora,
y estas páginas son de ese himno
cadencias que el aire dilata en las sombras.

Yo quisiera escribirle, del hombre
domando el rebelde, mezquino idioma,
con palabras que fuesen a un tiempo
suspiros y risas, colores y notas.

Pero en vano es luchar, que no hay cifra
capaz de encerrarle; y apenas, ¡oh, hermosa!,
si, teniendo en mis manos las tuyas,
pudiera, al oído, cantártelo a solas.




Rima II

Saeta que voladora
cruza, arrojada al azar,
y que no se sabe dónde
temblando se clavará;

hoja que del árbol seca
arrebata el vendaval,
sin que nadie acierte el surco
donde al polvo volverá;

gigante ola que el viento
riza y empuja en el mar,
y rueda y pasa, y se ignora
qué playa buscando va;

luz que en cercos temblorosos
brilla, próxima a expirar,
y que no se sabe de ellos
cuál el último será;

eso soy yo, que al acaso
cruzo el mundo sin pensar
de dónde vengo ni a dónde
mis pasos me llevarán



Rima III

Sacudimiento extraño
que agita las ideas,
como huracán que empuja
las olas en tropel.

Murmullo que en el alma
se eleva y va creciendo
como volcán que sordo
anuncia que va a arder.

Deformes siluetas
de seres imposibles;
paisajes que aparecen
como al través de un tul.

Colores que fundiéndose
remedan en el aire
los átomos del iris
que nadan en la luz.

Ideas sin palabras,
palabras sin sentido;
cadencias que no tienen
ni ritmo ni compás.

Memorias y deseos
de cosas que no existen;
accesos de alegría,
impulsos de llorar.

Actividad nerviosa
que no halla en qué emplearse;
sin riendas que le guíen,
caballo volador.

Locura que el espíritu
exalta y desfallece,
embriaguez divina
del genio creador...
Tal es la inspiración.

Gigante voz que el caos
ordena en el cerebro
y entre las sombras hace
la luz aparecer.

Brillante rienda de oro
que poderosa enfrena
de la exaltada mente
el volador corcel.

Hilo de luz que en haces
los pensamientos ata;
sol que las nubes rompe
y toca en el zenít.

Inteligente mano
que en un collar de perlas
consigue las indóciles
palabras reunir.

Armonioso ritmo
que con cadencia y número
las fugitivas notas
encierra en el compás.

Cincel que el bloque muerde
la estatua modelando,
y la belleza plástica
añade a la ideal.

Atmósfera en que giran
con orden las ideas,
cual átomos que agrupa
recóndita atracción.

Raudal en cuyas ondas
su sed la fiebre apaga,
oasis que al espíritu
devuelve su vigor...
Tal es nuestra razón.

Con ambas siempre en lucha
y de ambas vencedor,
tan sólo al genio es dado
a un yugo atar las dos.



Rima IV

No digáis que, agotado su tesoro,
de asuntos falta, enmudeció la lira;
podrá no haber poetas; pero siempre
habrá poesía.

Mientras las ondas de la luz al beso
palpiten encendidas,
mientras el sol las desgarradas nubes
de fuego y oro vista,
mientras el aire en su regazo lleve
perfumes y armonías,
mientras haya en el mundo primavera,
¡habrá poesía!

Mientras la ciencia a descubrir no alcance
las fuentes de la vida,
y en el mar o en el cielo haya un abismo
que al cálculo resista,
mientras la humanidad siempre avanzando
no sepa a dó camina,
mientras haya un misterio para el hombre,
¡habrá poesía!

Mientras se sienta que se ríe el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore, sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan,
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!

Mientras haya unos ojos que reflejen
los ojos que los miran,
mientras responda el labio suspirando
al labio que suspira,
mientras sentirse puedan en un beso
dos almas confundidas,
mientras exista una mujer hermosa,
¡habrá poesía!


Rima IX

Besa el aura que gime blandamente
las leves ondas que jugando riza;
el sol besa a la nube en occidente
y de púrpura y oro la matiza;
la llama en derredor del tronco ardiente
por besar a otra llama se desliza;
y hasta el sauce, inclinándose a su peso,
al río que le besa, vuelve un beso.

viernes, 16 de abril de 2010

Gustavo Adolfo Bécquer


Nació en Sevilla el 17 de febrero de 1836, hijo del pintor José Domínguez Insausti, que firmaba sus cuadros con el apellido de sus antepasados como José Domínguez Bécquer. Su madre fue Joaquina Bastida de Vargas. Por el lado paterno descendía de una noble familia de comerciantes de origen flamenco, los Becker o Bécquer, establecida en la capital andaluza en el siglo XVI; de su prestigio da testimonio el hecho de que poseyeran capilla y sepultura en la catedral misma desde 1622. Tanto Gustavo Adolfo como su hermano, el pintor Valeriano Bécquer, adoptaron artísticamente Bécquer como primer apellido en la firma de sus obras.

Fue bautizado en la parroquia de San Lorenzo Mártir. Sus antepasados directos, empezando por su mismo padre, José Domínguez Bécquer, fueron pintores de costumbres andaluzas, y tanto Gustavo Adolfo como su hermano Valeriano estuvieron muy dotados para el dibujo. Valeriano, de hecho, se inclinó por la pintura. Sin embargo el padre murió el 26 de enero de 1841, cuando contaba el poeta cinco años y esa vocación pictórica perdió el principal de sus apoyos. En 1846, con diez años, Gustavo Adolfo ingresa en el Colegio de Náutica de San Telmo, en Sevilla, donde recibe clases de un discípulo del gran poeta Alberto Lista, Francisco Rodríguez Zapata, y conoce a su gran amigo y compañero de desvelos literarios Narciso Campillo. Pero los hermanos Bécquer quedaron huérfanos también de madre al año siguiente, el 27 de febrero de 1847, y fueron adoptados entonces por su tía María Bastida y Juan de Vargas, que se hizo cargo de sus sobrinos, aunque Valeriano y Gustavo se adoptaron desde entonces cada uno al otro y emprendieron de hecho muchos trabajos y viajes juntos.

Se suprimió el Colegio de Náutica y Gustavo Adolfo quedó desorientado. Pasó a vivir entonces con su madrina Manuela Monahay, acomodada y de cierta sensibilidad literaria. En su biblioteca el poeta empezó a aficionarse a la lectura. Inició entonces estudios de pintura en los talleres de Antonio Cabral Bejarano y Joaquín Domínguez Bécquer, tío de Gustavo, que pronosticó «Tú no serás nunca un buen pintor, sino mal literato», aunque le estimuló a que estudiara y le pagó los estudios de latín. Tras ciertos escarceos literarios (escribe en El trono y la Nobleza de Madrid y en las revistas sevillanas La Aurora, El Porvenir y "mi amor profundo"). Marchó a Madrid con el deseo de triunfar en la literatura en 1854. Sufrió una gran decepción y sobrevivió en la bohemia de esos años. Para ganar algún dinero el poeta escribe, en colaboración con sus amigos (Julio Nombela y Luis García Luna), comedias y zarzuelas como La novia y el pantalón (1856), bajo el pseudónimo de Gustavo García en que satiriza el ambiente burgués y antiartístico que le rodea, o La venta encantada, basada en Don Quijote de la Mancha. En ese año fue con su hermano a Toledo, un lugar de amor y de peregrinación para él, a fin de inspirarse para su futuro libro Historia de los templos de España. Le interesan por entonces el Byron de las Hebrew Melodies o el Heine del Intermezzo a través de la traducción que Eulogio Florentino Sanz realiza en 1857 en la revista El Museo Universal. Fue precisamente en ese año, 1857, cuando apareció la cruel tuberculosis que le habría de enviar a la tumba. Tuvo un modesto empleo dentro de la Dirección de Bienes Nacionales y perdió el puesto, según cierta leyenda, por sorprenderlo su jefe dibujando. Su pesimismo va creciendo día a día y sólo los cuidados de su patrona en Madrid, de algunos amigos y de Valeriano le ayudaron a superar la crisis. Ese año empieza un ambicioso proyecto inspirado por El genio del Cristianismo de Chateaubriand: estudiar el arte cristiano español uniendo el pensamiento religioso, la arquitectura y la historia: «La tradición religiosa es el eje de diamante sobre el que gira nuestro pasado. Estudiar el templo, manifestación visible de la primera, para hacer en un sólo libro la síntesis del segundo: he aquí nuestro propósito». Pero sólo saldrá el primer tomo de su Historia de los templos de España, con ilustraciones de Valeriano.

Hacia 1858 conoció a Josefina Espín, una bella señorita de ojos azules, y empezó a cortejarla; pronto, sin embargo, se fijó en la que sería su musa irremediable, la hermana de Josefina y hermosa cantante de ópera Julia Espín, en la tertulia que se desarrollaba en casa de su padre, el músico Joaquín Espín, maestro director de la Universidad Central, profesor de solfeo en el Conservatorio y organista de la Capilla Real, protegido de Narváez. Gustavo se enamoró (decía que el amor era su única felicidad) y empezó a escribir las primeras Rimas, como Tu pupila es azul, pero la relación no llegó a consolidarse porque ella tenía más altas miras y le disgustaba la vida bohemia del escritor, que aún no era famoso; Julia dio nombre a una de las hijas de Valeriano. Durante esta época empezó a escuchar a su admirado Chopin. Después (entre 1859 y 1860) amó con pasión a una "dama de rumbo y manejo" de Valladolid, Elisa Guillén, pero la amante se cansó de él y su abandono lo sumió en la desesperación. Después se casó precipitadamente con Casta Esteban.

En 1860 publica Cartas literarias a una mujer en donde explica la esencia de sus Rimas que aluden a lo inefable. En la casa del médico que lo trata de una enfermedad venérea, Francisco Esteban, conocerá a la que será su esposa, Casta Esteban Navarro. Contrajeron matrimonio en el 19 de mayo de 1861. De 1858 a 1863, la Unión Liberal de O'Donnell gobernaba España y en 1860, González Pravo, con el apoyo del financiero Salamanca, funda El Contemporáneo, dirigido por José Luis Albareda, en el que participan redactores de la talla de Juan Valera. El gran amigo de Bécquer, Rodríguez Correa, ya redactor del nuevo diario, consiguió un puesto de redactor para el poeta sevillano. En este periódico, y hasta que desaparezca en 1865, hará crónica de salones, política y literatura; gracias a esta remuneración viven los recién casados. En 1862 nació su primer hijo, Gregorio Gustavo Adolfo, en Noviercas (Soria) donde posee bienes la familia de Casta y donde Bécquer tuvo una casita para su descanso y recreo. Empieza a escribir más para alimentar a su pequeña familia y, fruto de este intenso trabajo, nacieron varias de sus obras.

Pero en 1863 padeció una grave recaída en su enfermedad, de la que se repuso, sin embargo, para marchar a Sevilla con su familia. De esa época es el retrato hecho por su hermano que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Trabaja con su hermano Valeriano, cuya relación con Casta no era buena, debido a que ella no soporta su carácter y su constante presencia en casa. González Pravo, amigo y mecenas de Gustavo, le nombra censor de novelas en 1864 y el escritor vuelve a Madrid, donde desempeña este trabajo hasta 1867 con veinticuatro mil reales de sueldo. En este último año nace su segundo hijo, Jorge Bécquer.

En 1866 ocupa de nuevo el cargo de censor hasta 1868; es este un año tétrico para Bécquer: Casta le es infiel, su libro de poemas desaparece en los disturbios revolucionarios y para huir de ellos marcha a Toledo, donde permanece un breve tiempo. En diciembre nace en Noviercas su tercer hijo, Emilio Eusebio, dando pábulo a su tragedia conyugal, pues se dice que este último hijo es del amante de Casta. Es más, Valeriano discute con Casta continuamente. Sin embargo, los esposos aún se escriben. Pasa entonces otra temporada en Toledo, de donde sale para Madrid en 1870 a fin de dirigir La Ilustración de Madrid, que acaba de fundar Eduardo Gasset con la intención de que lo dirigiera Gustavo Adolfo y trabajara en él Valeriano como dibujante. Pero el 22 de diciembre muere Gustavo durante un eclipse total de sol; un poco antes, en septiembre, había muerto su hermano Valeriano. Mientras agonizaba, pidió a su amigo el poeta Augusto Ferrán que quemase sus cartas («serían mi deshonra») y que publicasen su obra («Si es posible, publicad mis versos. Tengo el presentimiento de que muerto seré más y mejor conocido que vivo»); pidió también que cuidaran de sus hijos. Sus últimas palabras fueron «Todo mortal». Ferrán y Correa se pusieron de inmediato a preparar la edición de sus Obras completas para ayudar a la familia; salieron en 1871 en dos volúmenes; en sucesivas ediciones fueron añadidos otros escritos. Los restos de los dos hermanos fueron trasladados en 1913 a Sevilla, donde actualmente reposan. Hay un monumento en recuerdo de Gustavo Adolfo en el centro de Sevilla

Información de:Wikipedia
 
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